Lunes, 14 Noviembre 2022 11:35

Ocho mil millones de personas habitan el mundo

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El 15 de noviembre se ha elegido fecha simbólica para marcar el día en que el planeta albergará a ocho mil millones de habitantes. 

Con tal motivo, el Secretario General de la ONU ha escrito un artículo de opinión en el que plasma una serie de reflexiones sobre el estado actual de la humanidad y las crisis por las que atraviesa; entre ellas, una que no suele ser titular de los medios de comunicación: la codicia. Vivimos un momento difícil, pero no exento de esperanza, analiza António Guterres.

“A mediados de noviembre, la población mundial alcanzará la cifra de ocho mil millones de personas, lo que da testimonio de los avances científicos y las mejoras que se consiguieron en materia de nutrición, salud pública y saneamiento. Sin embargo, a medida que aumenta la familia humana, también se vuelve más dividida.

Miles de millones de personas tienen graves dificultades; cientos de millones pasan hambre e incluso hambruna. Hay cantidades sin precedentes de personas en tránsito, en busca de oportunidades y tratando de superar deudas y penurias, guerras y desastres climáticos.

A menos que reduzcamos el enorme abismo entre los que tienen y los que no tienen, estamos allanando el camino hacia un mundo con ocho mil millones de habitantes dominado por tensiones y desconfianza, crisis y conflicto.

Los hechos hablan por sí solos. Un puñado de multimillonarios controlan la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial. Una quinta parte de los ingresos mundiales van a parar a los bolsillos del 1 % más rico, y la población de los países más ricos tiene una esperanza de vida hasta 30 años más prolongada que la de los más pobres. En las últimas décadas, esas desigualdades fueron aumentando a la par de la riqueza mundial y la calidad de la salud.

Además de estas tendencias a largo plazo, la aceleración de la crisis climática y la recuperación desigual de la pandemia de COVID-19 están potenciando hasta el extremo las desigualdades. Vamos camino de una catástrofe climática, y las emisiones y temperaturas no dejan de aumentar. Las inundaciones, tormentas y sequías están destrozando países que prácticamente no contribuyen al sobrecalentamiento global.

La guerra en Ucrania agrava las crisis alimentaria, energética y financiera, y las economías en desarrollo son las más afectadas. Estas desigualdades se cobran el precio más alto entre las mujeres y las niñas, y entre los grupos marginados que ya sufren discriminación.

Muchos países del Sur Global se enfrentan a enormes deudas y una pobreza y hambre cada vez mayores, además de los efectos cada vez más amplios de la crisis climática, por lo que son mínimas sus oportunidades de invertir en una recuperación sostenible de la pandemia, la transición a la energía renovable o la educación y la capacitación para la era digital.