En Brasil, el mayor cementerio de la ciudad de Manaos ha comenzado a cavar fosas comunes para poder realizar 100 entierros al día, más del triple de la tasa habitual, lo que sugiere que la COVID-19 ha tenido un impacto mucho mayor en la ciudad que la cifra oficial de 156 muertes. El sistema de salud pública del estado de Amazonas está colapsado: el 100% de las camas de hospital están ocupadas, hay pocos equipos de protección para los trabajadores médicos y una escasez crítica de respiradores.
Mientras tanto, los datos de los satélites muestran que la deforestación en la selva amazónica de Brasil se ha acelerado desde que la pandemia dejó inactivos a muchos agentes que controlaban el cumplimiento de las normas ambientales.
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