La dirección del proyecto se le confió a Rodríguez Castro. También fue convocado el director teatral Héctor Manuel Vidal, que se encargaría de la actuación de los actores. Tanto los actores como los técnicos que integraron la producción fueron uruguayos, así como el equipamiento técnico necesario, pese a que todavía eran reducidas las posibilidades de equipamiento existente en nuestro país. De todas maneras, en el ámbito técnico ya había cierta frecuentación y experiencia, aunque incipiente, que provenía del cine publicitario, tal es el caso del fotógrafo Eloy Yerle, integrante de la institución y encargado del registro de imagen. El rodaje de la película fue hecho en 16 mm, y el costo total del proyecto rondó los 100 mil dólares.
El elenco de actores estaba integrado con figuras provenientes del teatro, en su mayoría y con muchos años en el espectáculo; los personajes principales fueron cubiertos por: Líber Rodríguez, Rafael Salzano, Celia Palacios, Diego Rovira, y la participación del músico Walter Venencio que en esta ocasión, dejó los instrumentos y trabajó como actor encarnando a uno de los prisioneros importantes en el relato. El esmero y dedicación puestos en el trabajo durante la producción, se convirtió en desavenencias dentro del equipo ya que “en definitiva, esa película fue algo que nunca se terminó”, opinó Rodríguez Castro. Él recuerda que no estaba de acuerdo con la primera edición del material que pudo ver en el laboratorio en Buenos Aires, y “que a esa película le faltaba mucho trabajo, que la edición todavía tenía que ser muy pero muy acomodada”. Este incidente debilitó la relación entre el director y la producción y terminó alejando a Rodríguez Castro de cualquier otro proyecto de largometraje durante muchos años.
Por su parte, consultado el actor Dante Alfonso que participó en la película, destacó la forma que se trabajó con los actores. Desde el inicio, mucho antes de llegar al lugar de filmación, todo el elenco fue convocado para conocer el guión y los distintos planteos que sobre la historia y los personajes, hacía el director de actores, Héctor Manuel Vidal, lo que ayudó mucho a la hora de plantear las escenas en el rodaje, afirmó. Alfonso reconoce que existen en el filme, momentos muy bien logrados desde el punto de vista de la actuación, pero, sin duda la inexperiencia y la exagerada segmentación del equipo en tareas demasiado específicas, - imitación de experiencias de producción extranjera- no facilitaron la tarea para actores formados en el teatro independientes donde el trabajo surge a partir de ambientes duales donde todos hacen de todo y conocen las distintas funciones necesarias para un montaje teatral, les resultó muchas veces artificial e innecesaria esa división de tareas, aseguró.
Continuará...
Daniel Rovira Alhers
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