Los solicitantes de asilo cruzaron recientemente el río Bravo después de caminar miles de kilómetros por rutas peligrosas a través de América del Sur, América Central y México.
Mientras tanto, grupos activistas critican al Gobierno de Biden por haber reanudado los vuelos de deportación a Haití, cuando ese país aún continúa sumido en la inestabilidad tras el catastrófico terremoto del mes pasado, que dejó a miles de personas sin agua, comida, vivienda y medicinas. Estados Unidos deportó el miércoles a unos 86 solicitantes de asilo haitianos, entre los que se encontraban familias y menores de tres años.
La cofundadora de la organización Haitian Bridge Alliance, Guerline Jozef, dijo en un comunicado: “Esto es increíble […]. Horas después del terremoto de magnitud 7,2, el presidente Joe Biden emitió un comunicado en el que decía que Estados Unidos era un país 'amigo' de Haití. Un 'amigo' no inflige continuamente dolor a otro amigo”.
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