El Gobierno de Argentina transita una semana clave de cara a las renegociaciones que lleva adelante con el Fondo Monetario Internacional ya que antes del viernes tendrá que definir si paga o no el primer vencimiento del año que se trata de una suma de 731 millones de dólares.
En Casa Rosada, por estas horas, se vive un clima de mucho hermetismo con todo lo vinculado la negociación y también hay gran cautela sobre la posibilidad o no de que en el corto plazo se llegue a un acuerdo con el organismo.
Lo que se repite, tanto cerca del presidente Alberto Fernández, como de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, es que no se aceptará ni se firmará un acuerdo que implique ajuste o que genere un freno al crecimiento que viene experimentando la economía argentina --aceptado incluso por el propio Fondo-- y el crecimiento que puede llegar a tener en los años venideros.
Fernández no pierde oportunidad pública para reiterar que su decisión es la de alcanzar un acuerdo con el Fondo pero advierte y remarca que no aceptará un ajuste para la sociedad.
Por caso, el lunes durante un acto donde presentaba la campaña nacional "Nos vacunamos todos para ir a la escuela", insistió con su posición frente al FMI: "Sólo recuerden lo que significó el 2001. Y recuerden que el ajuste más cercano que el FMI le pidió a la Argentina hizo desaparecer el Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Ciencia y Tecnología; hizo perder tres baluartes centrales para el desarrollo de un Estado y una sociedad", dijo en referencia a los costos de la maniobra del entonces presidente Mauricio Macri, al endeudar al país para poder triunfar en las elecciones presidenciales de 2019.
Página 12