El esfuerzo interministerial también busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y generar ingresos y calidad de vida para la población que vive y se relaciona con las florestas.
"El presidente Lula estableció la deforestación cero para 2030, pero con una estrategia de combate a las actividades ilegales, apoyando las actividades productivas sostenibles, invirtiendo en bioeconomía, bajo carbono, desarrollo sostenible, ciencia y tecnología, innovación. Para que Brasil pueda, al mismo tiempo, combatir atrocidades como las que estamos viendo ahora en la Tierra Indígena Yanomami. Y sabemos que las hay también en relación a los Caiapós, Mundurucus y otros pueblos indígenas", explicó la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva.
La ministra tiene un plan para los próximos siete años, pero evitó fijar una meta de deforestación para el primer año de gobierno. Según Marina Silva, parte de la degradación se debió a un periodo de vacío de políticas medioambientales.
"Ya tenemos una deforestación de más de 6 mil kilómetros cuadrados, que viene del gobierno del presidente Bolsonaro. A partir de enero de 2023, es nuestra responsabilidad, pero hay una tasa de deforestación ya acumulada desde el gobierno anterior y haremos todo para que esta curva pueda bajar", aseguró.
Agencia Brasil