En la investidura de Dilma Rousseff como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), en Shangai, China, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva no ahorró críticas al modelo tradicional de financiación de las instituciones financieras internacionales.
Por iniciativa de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el NDB fue creado en diciembre de 2014 para ampliar la financiación de proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en los países del bloque y otras economías emergentes.
"Por primera vez se crea un banco de desarrollo de alcance global sin la participación de los países desarrollados en su fase inicial. Libre, por lo tanto, de las cadenas y condicionalidades impuestas por las instituciones tradicionales a las economías emergentes. Y además, con la posibilidad de financiar proyectos en moneda local".
Para el presidente brasileño, el NDB debe ayudar a la recuperación de los más afectados por cuestiones climáticas y económicas. "El cambio climático, la pandemia y los conflictos armados afectan negativamente a las poblaciones más vulnerables. Muchos países en desarrollo acumulan deudas impagables. Es en este contexto en el que es necesaria la creación del NDB".
En la ceremonia a la que asistieron miembros de la comitiva de Lula en este viaje oficial a China, el presidente no ahorró críticas al FMI, al que acusó de "asfixiar" a Argentina. Para él, los bancos deberían tener "paciencia" y tener presente la palabra "tolerancia" a la hora de renovar sus acuerdos de financiación. "Ningún gobernante puede trabajar con un cuchillo en la garganta porque debe", dijo.
Agencia Brasil