En las costas de los estados de Espírito Santo, Rio Grande do Sul y São Paulo, la frecuencia de episodios diarios de temperaturas extremas y de olas de calor (caracterizadas por días consecutivos de dichos registros) se incrementó en el transcurso de los últimos 40 años, con un crecimiento del 188 %, del 100 % y del 84 % respectivamente.
En el estado de Espírito Santo, la temperatura máxima llegó a variar de 28,6 °C en julio de 1987 a 37,2 °C en marzo de 2013, mientras que la mínima subió de 11,2 °C en junio de 1993 a 20,7 °C en enero de 2016. Hasta 1999, se habían registrado temperaturas máximas superiores a los 35 °C en ocho oportunidades en dicho estado, pero durante la última década fueron 19 ocasiones. En tanto, en el litoral del estado de Rio Grande do Sul, los científicos detectaron que está refrescando menos durante los días, es decir que no se registran temperaturas extremas tan bajas.
En el referido estudio, realizado por investigadores del Instituto del Mar de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), se analizaron las olas de calor a lo largo de la costa de Brasil según la variación de la intensidad y la frecuencia de eventos extremos de temperatura. Para los científicos, el conjunto de datos y métodos surgió como un abordaje pasible de aplicarse en trabajos sobre eventos extremos climáticos, con indicadores de intensidad, frecuencia y duración, y con posibilidades de extendérselo también a otras regiones del planeta.
“Los resultados muestran que las regiones sudeste y sur de Brasil ya están enfrentando impactos en la temperatura del aire que pueden afectar no solamente a la biodiversidad sino incluso también a la economía. Detectamos que la costa de Espírito Santo fue la zona más afectada entre las cinco que estudiamos, pues aparte del calor, fue la única en donde la frecuencia de olas de frío también es cada vez mayor”, explica Fábio Henrique Carretero Sanches, autor principal de la investigación, quien contó con el apoyo de la FAPESP mediante una beca posdoctoral.
Luciana Constantino | FAPESP