El gobierno, tras la marcha universitaria, insistió con lo evidente: dijo que la movilización "fue política". Y no se equivocó. Lo fue. Desde las universidades están pidiendo un aumento salarial para que los docentes puedan seguir enseñando.
En Casa Rosada, para intentar deslegitimar el reclamo, criticaron que hayan participado de ella dirigentes de distintos partidos opositores a los que denunció de conformar "un nuevo frente de izquierda populista". "Estaba (Martín) Lousteau rodeado de viejos; Sergio Massa; Cristina Kirchner y Horacio Rodríguez Larreta", repetían como si esas presencias le quitaran peso al más de un millón de personas que se movilizó en todo el país en defensa de la educación pública.
Por otra parte, desde el gobierno dijeron que el problema no es con las universidades, sino con los legisladores "que hacen populismo demagógico". Sucede que La Libertad Avanza no tendría los votos necesarios para blindar el veto que Javier Milei firmó pocas horas después de la protesta. Lo había anticipado en un comunicado en el que dijo que "vetará el irresponsable proyecto de aumento del gasto público de las Universidades Nacionales, así como cualquier otro proyecto que no contemple una partida presupuestaria específica y atente contra el equilibrio fiscal".
En esa línea, desde la Oficina del Presidente agregaron que "es momento de que los legisladores entiendan que ya no pueden hacer populismo demagógico con los recursos de quienes pagan los impuestos, y comiencen a actuar con la responsabilidad que demanda este momento histórico". Además, afirmaron que "el lugar adecuado para discutir el financiamiento de las universidades es el debate del Presupuesto Nacional 2025".
Página 12