Al celebrarse el 50.° aniversario del golpe de Estado del 27 de junio de 1973, el presidente de la República, Lacalle Pou, y los exmandatarios Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica señalaron el valor de la democracia como forma de gobierno. Coincidieron en la necesidad de conviviren paz y señalaron el rol que deben asumir dirigentes y ciudadanía para que la democracia perdure y se perfeccione.
Lacalle Pou destacó la presencia de expresidentes de todos los partidos políticos que gobernaron el país, en un acto que tuvo como objetivo celebrar y valorar la democracia. Asimismo, recordó también la figura de los presidentes Jorge Batlle y Tabaré Vázquez. “Se ha dicho, todos estos días, nunca más. Para que sea cierto, tiene que haber, como se decía ayer en el Parlamento, para siempre democracia”, expresó.
El mandatario señaló que se trata de una construcción permanente. “Construir es muy difícil, destruir es un instante. Por eso, la democracia tiene que ser algo cotidiano, algo nuestro de cada día”, expresó. En dicha construcción, los distintos actores asumen responsabilidades diferentes, dijo. Los ciudadanos deben saber elegir y aceptar. Los dirigentes políticos, estar a la altura de las circunstancias, remarcó.
Asimismo, se refirió al carácter perfectible de esta forma de gobierno, que se basa en los derechos electorales, la separación de poderes, la representación de las minorías, la existencia de resortes institucionales para el reclamo y la sana convivencia de los partidos. La democracia, señaló, “debe satisfacer lo que hace a un individuo libre”, como la libertad de expresión, el acceso a la educación, la vivienda y la salud.
En tanto, Sanguinetti sostuvo que el encuentro entre los mandatarios fue un acto de confirmación democrática. En este marco, llamó a dotar de “profundo contenido” al concepto del “nunca más”, referido a la violencia, los mesianismos autoritarios, las utopías revolucionarias, la intolerancia, la descalificación del adversario y el desprecio a las constituciones liberales y su valor democrático.
En esta misma línea, Lacalle Herrera hizo énfasis en el rol de los ciudadanos y dirigentes para que la democracia dure y perdure. Al respecto, llamó a los compatriotas a no descalificar al otro porque piense distinto. Agregó que la dirigencia política debe asumir que la lucha política llega hasta cierto punto y que los acuerdos son la esencia de la vida histórica y política del Uruguay.
Finalmente, Mujica reconoció el carácter perfectible del régimen y llamó a no caer en la conformidad. Una manera de afirmar la democracia es dar respuesta a los grandes problemas, dijo. También exhortó a alcanzar una causa nacional que unifique a los uruguayos por encima de los antagonismos y a cuidar la convivencia, que es la forma de cuidar la democracia.