El día de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, se convirtió este año en una jornada de protesta con un elemento novedoso: la confluencia en la calle de las centrales sindicales con los movimientos sociales. Sindicatos y organizaciones de los trabajadores informales pusieron el foco en el problema del hambre, y coincidieron en que la salida a la crisis será política: va a depender -plantearon-, de sostener una unidad que le permita al movimiento popular recuperar el gobierno.
El vocero presidencial Manuel Adorni salió a primera hora de la mañana a cruzar la jornada de lucha: “Lamento que una fecha religiosa, que la gente celebra de buena fe, sea aprovechada por figuras políticas que son los responsables del desastre económico que el gobierno heredó”, dijo en su conferencia de prensa habitual en la Casa Rosada.
Para ese entonces ya se sabía que el peronismo bonaerense se iba a sumar a la protesta. Lo hizo con una delegación del gobernador bonaerense Axel Kicillof, encabezada por su ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque y el ministro de gobierno, Carlos Bianco, que llegaron acompañados por un grupo de intendentes.
Página 12