El tono de la fiesta quedó claro desde el primer momento, cuando Natalia Oreiro, Mercedes Morán, Leo Sbaraglia y Pablo Rago, entre otros, se presentaron con una bandera argentina en cuyo centro se leía “Cine argentino”.
En esta ocasión, la velada tuvo una fuerte carga política, debido a que se produjo en un contexto particular, marcado por el pulso entre el gobierno y las universidades públicas y las amenazas de disolución del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
Sobre este último tema giró la alocución de Mirtha Legrand, quien obtuvo una estatuilla en reconocimiento a su extensa carrera de más de 80 años en la industria.
“¡Por favor, no cierren el INCAA!”, comenzó diciendo la estrella de la televisión. “Es lo primero que se me ocurre, por favor no cierren el INCAA”, pidió, tomada de la mano de Luis Ventura, presidente de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA).
“Quiero decirles que estoy muy feliz, que soy un producto del cine argentino, hice no sé si 33 o 34 películas —porque hay una que me falta—; 36, me dicen. Bueno, las voy a contar en mi casa”, agregó entre risas. “Me siento un producto del cine argentino, toda mi familia, mi hermano José, mi querido hermano José Martínez Suárez, muy merecido el aplauso porque fue durante 12 años presidente del Festival de Cine de Mar del Plata; mi hermana Goldie, Silvia Legrand, que también hizo cine, que también merece un aplauso. Y yo que hice 36 películas maravillosas, siempre de protagonista”, siguió la conductora.
“Así que en mi casa se amaba y se ama al cine argentino. De manera que tenemos que continuar haciendo películas. Si hay gente que de pronto recibió un crédito y no devolvió el dinero que correspondía, bueno, esa queda fuera. A esa gente no le damos más nada. Pero no se puede cerrar el INCAA porque el cine argentino es el cine más importante de habla hispana. Así que lo tenemos que mantener los argentinos. Hagamos fuerza y esto va a continuar, haciendo películas maravillosas con premios”, sostuvo firme.
Las palabras de la diva de los almuerzos marcaron la tónica de la velada. Sin embargo, uno de los más aplaudidos de la noche no fue un actor o un cineasta, sino el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Ricardo Manetti.
El docente subió al estrado invitado por María Alché y Benjamín Naishtat, guionistas de la película Puan, obra que está inspirada en dicha casa de estudios y que obtuvo el premio al mejor libreto.
“En solidaridad con el legítimo reclamo de las universidades nacionales a funcionar en condiciones dignas, le cedemos la palabra a Ricardo Manetti”, dijeron los guionistas. El profesor pronunció en ese momento un encendido discurso en defensa de las universidades públicas, palabras que fueron ovacionadas por la gran mayoría de los presentes.
“Apoyar a la cultura y al cine nacional, hoy más que nunca, es un orgullo para nuestra universidad. Puan plantea un escenario que pensábamos irrisorio, distópico e imposible; sin embargo, nuestras universidades hoy se encuentran en una situación crítica debido al ajuste presupuestario y al desfinanciamiento que está llevando adelante este gobierno”, dijo.
Manetti aseguró que los estudiantes de la universidad no son los únicos que están “bajo ataque”, sino que muchos trabajadores —docentes y no docentes— tienen un sueldo que está bajo la línea de pobreza. “Lo han podido ver en los últimos días en muchos medios de comunicación”, subrayó, según consigna La Nación.
“Quiero contarles que en la UBA el 60% de los estudiantes forman parte de una primera generación de universitarios. Yo tengo más de 60 años, pero también soy primera generación de estudiantes en mi familia. Estudié Artes, me dediqué a las artes combinadas y enseño cine argentino, lo defiendo y estoy orgulloso de muchos alumnos y alumnas que hoy están acá recibiendo premios”, añadió.
“La universidad no se vende y la autonomía tampoco. ¡Viva la universidad pública, viva el cine argentino y viva el Estado nacional!”, cerró el docente, palabras que levantaron un cántico en la sala: “Universidad de los trabajadores y, al que no le gusta, se jode”.
También actores como Alejandra Flechter y Leonardo Sbaraglia pronunciaron discursos en defensa del cine nacional. “Creo que este gobierno está queriendo exterminar, desfinanciar a los docentes”, dijo Fletcher, quien planteó dudas acerca de que el próximo año haya películas para premiar. También acusó al gobierno de obrar con “saña” hacia la cultura, y aseguró que dicho ensañamiento se extiende “a los científicos, a la salud pública, a los jubilados, que son gaseados cuando se manifiestan democráticamente”.
En similares términos se pronunció Sbaraglia: “Vamos a seguir defendiendo la educación pública con los chicos, con los profes ahí vamos a seguir defendiendo la ciencia y a nuestra cultura; vamos a estar acá”, dijo.
Además de las celebridades, otras caras menos conocidas aprovecharon el micrófono para dar su mensaje.
Tal fue el caso de Mariano Suárez, director de fotografía de Cuando acecha la maldad. “Gracias en especial a la UBA; soy egresado de ahí. Me dieron las bases para forjarme en esta profesión. No dejemos que destruyan la cultura que forma parte de la identidad de nuestro país”, manifestó.
También Natalia Oreiro se manifestó en defensa de la educación pública cuando le tocó subir al estrado para recibir su estatuilla por su papel en Iosi, el espía arrepentido.
En su alocución, y al igual que varios de sus colegas, aludió a la posibilidad de que un eventual cierre del INCAA paralice la producción de cine argentino.
“Ojalá el año que viene tengamos estos premios, cosa que veo difícil”, lamentó.
“Queremos educación, trabajo, salud y también cultura. Solo las personas que piensan de manera individual no piensan que la salida es colectiva”, cerró.
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