Lo conversé con muchos amigos, conocidos, colegas, y al final, casi sobre la veda, lo digo, no voy a votar ninguno de los dos plebiscitos.

Por qué?, se preguntarán. Lo principal es que el recurso del plebiscito es un mecanismo extremo pensando en la Constitución para que, haciendo uso de la democracia directa, el soberano, el pueblo, se exprese por lo general, y basta con revisar el pasado, por colectivos de diversas esferas de la sociedad, por fuera de los partidos políticos.

Esto no implica, amigo, que no esté de acuerdo con lo que ambas iniciativas persiguen. ¿Y cómo es eso? Creo que es sencillo. La reforma previsional del BPS que fue impulsada por este gobierno no es la mejor, se debe cambiar, ¿y de qué forma? Con una ley promulgada en el Parlamento a la que todos los involucrados, gobierno, jubilados, BPS, trabajadores, empresarios, acuerden los cambios necesarios.

No olvidemos que la reforma jubilatoria aparece como respuesta a la caída de la población de nuestro país. Cualquiera puede entender que el tema es éste, ¿qué estamos haciendo por hacer crecer la población? Por último, no es con una reforma constitucional que se resuelve. Es con debate, discusión democrática y acuerdos. El tema de las afap merece un capítulo aparte, pero tiene que ser más de lo mismo, debate, intercambio de ideas, discusión, en suma, democracia.

Y el plebiscito por allanamiento nocturno no resiste mucho análisis, ni los técnicos que son la policía están de acuerdo en implementar por obligación constitucional, que el allanamiento pueda ser en horas de la noche. De todas maneras, ¿puede ser materia de análisis? Sí, pero no es la barita mágica contra el narcotráfico, seguro.

Como dice mi abuelita, “de noche, todos los gatos son pardos y es más fácil la confusión”.

Viejo Vizcacha