Con un sombrero en la cabeza, saludando al público y a la prensa que lo esperaban afuera, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dejó el domingo (15) el Hospital Sírio-Libanês, en São Paulo, donde estaba internado desde el martes (10). Lula se dirigió a su residencia en la misma ciudad y allí permanecerá hasta el próximo jueves (19) al menos, para recuperarse.
Poco antes de salir del hospital, el mandatario apareció de sorpresa, acompañado de la primera dama, Janja da Silva, en la conferencia de prensa en la que los médicos anunciaban el alta hospitalaria. Les abrazó, posó para fotos y agradeció a Dios y a todo el equipo médico que lo acompañó en el hospital.
“Esto no es una entrevista, es solo una sesión de agradecimiento”, dijo Lula al comenzar su discurso, que duró unos 15 minutos. “Dios fue muy generoso al cuidarme cuando me caí en el baño”, expresó.
El presidente relató cómo fue la caída, que le causó un hematoma en la cabeza, y aclaró la situación, ampliamente noticiada.
“Quiero explicar a todos que no estaba cortando la uña del pie. Estaba cortando la uña de la mano y estaba sentado. Ya había cortado mis uñas, ya las había limado, y cuando fui a guardar el estuche, en lugar de levantarme y abrir la mesa, intenté moverme hacia atrás en el banco. El banco era redondo, se acabó, y mi trasero no se levantó, así que me caí. Me golpeé la cabeza contra la bañera de hidromasaje y hubo un daño considerable. Y gracias a este equipo médico, otra vez me recuperé”, explicó Lula.
Tras la caída y los exámenes iniciales, el presidente pensó que estaba “completamente curado” y que ya podía realizar normalmente sus actividades diarias. "Pensé que ya podía hacer de todo: volví a hacer ejercicio en la caminadora, levantamiento de pesas. Viajé a Río de Janeiro, participé en el acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur, porque era cuestión de honor lograrlo. Regresé a Brasil tranquilamente".
Agencia Brasil