La historia de este musical tiene su comienzo en el escritor Jorge Chagas y su novela sobre la vedette Rosa Luna, publicada en el año 2017.
A partir de ese texto, fue creciendo la forma de una comedia musical o obra de teatro musical como la definió Chagas.
La figura y la significación de Rosa Luna fallecida en 1993, cuando tenía 56 años de edad, permanece vigente en el recuerdo de todos los montevideanos. Su trayectoria y su arraigo la han convertido en un referente del colectivo afrodescendiente de nuestra ciudad, del candombe y del carnaval. Por ello, el estreno de “La diosa y la noche” el próximo jueves 7 y viernes 8 de noviembre en la Sala Nelly Goitiño, es un acontecimiento singular, que envuelve el trabajo de más de 30 personas entre músicos, actores, cantantes y bailarines en el escenario, dando vida, vigor y color a esta historia que a todos nos acerca un poco más a las vivencias más particulares de nuestra ciudad.
La obra fue escrita por Jorge Chagas, la música fue compuesta y dirigida por Gustavo Goldman y la dirección general del espectáculo es de Jorge Heller.
Encontrarnos con el escritor Jorge Chagas y conversar sobre este complejo y dinámico proyecto fue un ejemplo de lo necesario que son para nuestro medio, la generación de espacios de compromiso y reflexión, incluso, cuando los tambores suenan cerca, a mano, anunciando de nuevo el momento de bailar.
-¿Cómo fue el comienzo de este proyecto, Chagas?
- Esto comenzó hace unos cuantos años atrás, en una reunión en la madrugada en la azotea de mi casa. Allí tuvimos la loca idea -yo tenía la loca idea de hacer una novela- y al mismo tiempo, un musical basado en la trama de la novela, y así fue que surgió años después.
En esa ocasión, la idea que tenía era que debería ser sobre la figura de Rosa Luna?
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Sí, el personaje ya estaba delineado. Tenía en la cabeza hacer una novela sobre Rosa Luna, pero también me decía a mí mismo: “Rosa también es música, es candombe, es ritmo, no basta con una novela, necesita ser un musical”. Y así fue que surgió. Éramos: Gustavo Guido, Miguel Ángel García, Mario Suárez y Fernando Bergman los que estábamos en la azotea y se fue gestando la idea. De todo ese grupo yo solo quedé. Los otros amigos por diferentes motivos no pudieron seguir, pero me ayudaron muchísimo en asesoramiento, aprendizaje, en cómo armar las escenas, conocer la trama de un musical, tener en cuenta los personajes, saber quienes pueden cantar, qué personajes deben cantar, cuáles son los personajes importantes, lo importante que es la duración en un espectáculo.
¿La versión para teatro fue escrita por usted?
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Si la hice yo. Tenía una ventaja; la trama de la novela ya la tenía hecha. Fue por eso que hacer el musical se resultó más simple. Las escenas fueron creadas con mayor rapidez. Pero no bastaba con tener las escenas, hay que ver la actuación, los personajes, y conocer quienes son los que cantan y quienes no, qué hacen los otros personajes, cómo armar el cuerpo de baile, todo eso requiere de un asesoramiento, es un trabajo en equipo, no lo puede hacer una persona sola.
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Es la vivencia misma del teatro...
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¡Y más el teatro cantado! A nosotros nos gusta decir que es una obra de teatro musical. Más que Rosa Luna, esta obra lo que representa es la lucha de una mujer que tuvo que abrirse camino, de raza negra, pobre; los tres componentes: mujer, negra y pobre. Y ella sin embargo, a pesar de todos los obstáculos, de todos los prejuicios, de lo dura que fue la vida con ella, a pesar de todo, ella logra superarlos y convertirse en una figura, en un ser querido y respetado. Porque Rosa tiene una característica -además de ser vedette-, fue una militante social. Eso hay que rescatarlo también de Rosa. Una mujer de lucha, una mujer de pelea. Fue una gran militante social.
¿Es importante destacar a Rosa Luna como referente del colectivo afro?
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Sin duda. No solo son plumas y taco alto Rosa Luna. En mi vida hablé una sola vez con ella personalmente, y era una mujer muy inteligente y humilde. Y cuando digo inteligencia no me refiero a la gente que ha leído muchos libros, me refiero a esa inteligencia que te da la vida, esa enseñanza que te vuelve una persona que comprendés la injusticia. Ella era una mujer que comprendía la injusticia y eso es maravilloso. La toma de conciencia de ella, que era un mundo injusto y que había que hacer algo. Ella, a su manera, lo hizo por cambiar las cosas.
Daniel Rovira Alhers
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