Esa cifra representa un promedio de doce muertes de trabajadores migrantes por semana. Muchas de las personas muertas trabajaron en obras de construcción de los siete nuevos estadios de fútbol para la Copa del Mundo y en grandes proyectos de obras públicas vinculados con el próximo torneo.
El Gobierno de Catar afirma que la mayoría de las muertes se debieron a “causas naturales”, pero activistas en defensa de los derechos de los trabajadores han vinculado muchas de ellas al estrés provocado por las temperaturas abrasadoras en los lugares de trabajo, así como a accidentes laborales, condiciones de hacinamiento e insalubridad en los campamentos donde viven los trabajadores y muertes por suicidio.
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